¿Es burnout o solo estás desconectado?

A veces sentimos un cansancio profundo y la pregunta aparece: ¿Estoy quemado (burnout) o simplemente desconectado de mí mismo y de lo que hago?

La diferencia puede parecer sutil, pero es clave para entender qué camino tomar hacia la recuperación y el bienestar.

¿Qué es el burnout?

El burnout es un agotamiento físico, emocional y mental extremo provocado por estrés crónico, especialmente relacionado con el trabajo o las responsabilidades que sentimos como ineludibles.

Se manifiesta con síntomas claros: fatiga constante, desapego, cinismo y sensación de ineficacia.

¿Y qué es estar desconectado?

Estar desconectado significa perder el vínculo con tus emociones, tus valores y tus motivaciones. No es tanto un agotamiento sino una desconexión interna, una especie de piloto automático donde hacés las cosas sin sentirlas.

¿Cómo distinguir entre ambos?

  • Burnout: sensación de estar exhausto, sin energía para nada, incluso para actividades que antes disfrutabas.
  • Desconexión: sensación de vacío o indiferencia, pero con energía para seguir adelante, aunque sin entusiasmo.
  • Burnout: cambios físicos notorios (insomnio, dolores, problemas digestivos).
  • Desconexión: sensación de estar “desligado” de tus emociones y tu entorno.

¿Qué hacer según tu situación?

Si sentís burnout, la prioridad es descansar y buscar apoyo profesional. Es un llamado de alarma que requiere cuidados intensivos.

Si estás desconectado, es momento de reconectar con vos mismo: parar, reflexionar, revisar qué te importa y qué querés cambiar.

Ambos estados merecen respeto y cuidado, y reconocer cuál estás viviendo es un paso enorme para avanzar sin agobios.

Escuchar a tu cuerpo y a tu mente es la brújula que te guiará hacia la calma.

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