No tenés que hacer limpieza profunda, solo despejar el paso

Cuando todo está desordenado, puede parecer que necesitás un día entero para organizar. Pero no. A veces solo hace falta despejar lo que molesta ahora.

¿Dónde te sentás a trabajar? ¿Dónde apoyás tus llaves? ¿Qué te frustra cada mañana? Empezá por ahí. Despejá ese punto mínimo.

Pequeños actos que cambian el día

  • Tirar los papeles sueltos del escritorio.
  • Vaciar tu bolso o mochila antes de dormir.
  • Dejar lista la ropa del día siguiente.

No se trata de perfección. Se trata de frenar la fricción.

Despejar una cosa hoy te permite avanzar mejor mañana. Y eso es más poderoso que cualquier limpieza maratónica que nunca llega.

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