El descanso no se negocia (aunque el mundo lo intente)
Vivimos en una cultura que aplaude el cansancio y sospecha del descanso. Como si parar fuera pereza, y estar siempre ocupado fuera un mérito.
Pero descansar no es un lujo: es una necesidad fisiológica y mental. No es opcional. Y tampoco es algo que “te ganás” solo después de rendir.
¿Por qué es tan importante recordarlo?
- Porque el agotamiento crónico no es productividad, es desgaste.
- Porque el cuerpo pasa factura cuando no lo escuchás.
- Porque sin descanso real, no hay claridad, ni enfoque, ni alegría duradera.
El descanso puede tener muchas formas:
- Dormir lo necesario, sin culpa.
- Decir “hoy no” a lo que te excede.
- No llenar cada rato libre con tareas o pantallas.
- Hacer algo que disfrutes solo por placer, no por resultado.
No tenés que pedir permiso para descansar. Y cuanto más agobio haya, más lo necesitás.



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